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Cuatro fotolibros y 16 historias
¿Por qué fotolibros? La respuesta es clara. Vivimos en una época marcada por la importancia de la imagen. Por tanto, creemos que la mejor manera de llamar la atención de la gente joven es a través de una fotografía diferente a lo que estamos acostumbrados a ver por parte de las empresas y asociaciones de frutas.
Se podría decir, por tanto, que cada fruta/capítulo constituye una suerte de cortometraje en sí mismo: una historia definida con planteamiento, nudo y desenlace (en su mayoría) y una serie de fotogramas que la ilustran. Se trata de una especie de juego en el que es interesante y divertido observar qué representa cada fruta y los detalles que se incluyen en las fotografías.
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